Cuando se han cumplido tres años del inicio ‘oficial’ de la pandemia, es el momento de recapitular y poner sobre el papel todo (o casi) lo reflexionado y publicado, o simplemente guardado en la memoria (la propia o la del computador).

Nos hemos enfrentado a nuestro yo interno, a la soledad o al exceso de compañía, a los demonios y a los ángeles que nos susurraban o gritaban qué hacer o qué no. Pusimos a prueba nuestra paciencia y nuestra cordura. Y dejamos constancia, en el papel o en imágenes, desde las ventanas o en las calles, a través del teléfono o de las redes virtuales, de cómo estábamos viviendo esa situación inédita.

Por eso este libro ha querido ser, de alguna manera, colectivo. Porque somos seres sociales, aunque a veces nuestros comportamientos no lo demuestren, y porque ha querido hacerse con los aportes de la gente. Porque, hemos vivido la pandemia en sintonía colectiva con nuestros seres queridos y el resto de semejantes (unas y unos más semejantes que otras y otros), que hicieron más llevadero el largo tiempo de incertidumbre.

Malraux decía que “La fuerza más grande de una revolución es la esperanza” (André Malraux, L’espoir). Este quiere ser un libro esperanzado en que sigamos empeñados en soñar, en coger nubes y en perseguir la utopía en el horizonte, aunque el tiempo pase y nos muestre que el cielo y sus sueños son casi inalcanzables.

Hemos vivido envueltas y envueltos en crisis: climáticas, sanitarias, sociales o humanitarias, y, entre medias y para ‘justificar’ el salvaje capitalismo depredador, alguna que otra crisis económica. Es el momento de contribuir con una pequeña ´crisis de letras` publicando estas diatribas, algo acres, pero para nada violentas, escritas con la ilusión de que hagan que nos rasquemos las conciencias, aunque sea poco.

El dinero aportado va a la cuenta de DIFUNDIR SAS, titularidad de la editorial desde abajo que es la encargada de la publicación del libro.